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Antiguos Alumnos colegio S. Juan de la Cruz

DE RANCHO AL COMEDOR

Nunca me parecieron buenas las comidas que nos daban en el colegio. Quizás por hábitos adquiridos, quizás por repetitivas, cada semana era lo mismo, te sabias el menú de memoria, exceptuando el día del Carmen o alguno así, o quizás porque en realidad no eran buenas.

El padre José Miguel me parecía un buen tipo, pero cuando se le cruzaban los cables, se despotricaba, perdía la perspectiva, era de temer. Cierto día que ponian patatas con chorizo, quise dejarlo en la bandeja y salirme, pero me cazó. Ese día me costó mas de un coscorron y algún castigo. No recuerdo si al final me lo tuve que comer, ya solo estabamos en el comedor él, yo, y algún compañero más. Yo estuve varios meses malo con las rodillas, hasta el punto de no poder ni andar, me veía negro para poder llegar al Instituto, tuve que dejar de practicar el fútbol, no podía apenas subir a los dormitorios, no me podia mover. Nunca se lo dije a los frailes, ni ellos tuvieron la capacidad para observarlo y haber consultado con el médico. Al menos estuve dos meses así, se quitó solo, con el tiempo creo que lo que me pasaba era que tenía anemia de lo poco que comía.

 La mayoría de los compañeros tampoco les gustaba el chorizo, pero lo cogian, se lo metian en el bolsillo y caían en los wateres. Yo me negaba a hacer eso, iba por derecho, si no queria chorizo, no tenía porque ocultarlo. ¡Error!

Recuerdo ver a Santiago, el portero, llamado por algunos el Pirata, con sus botas de agua altas, su manguera, y metiendo la mano en los cagaderos para desatascarlos. El día del chorizo, habian muchos dentro, casi todos estaban atrancados, rebosaban por arriba.  A esto, se podria haber escrito un libro con los dichos que se podian leer detrás de las puertas "Caga despacio, caga contento, pero cabrón, cágate dentro" etc.

Lo del comedor era una odisea, en los desayunos durante la semana servian leche con foagras, mantequilla o sobrasada, el domingo era el día del chocolate, que era lo que más nos gustaba a todos. Al principio lo servian los mayores en las cafeteras voluntariamente, tenias que pedirles repetir como favor, a veces lo conseguias y otras no. Con el tiempo esa función la hicieron en un tiempo Rafa Bolívar, Diego Povedano y Pepe Cervera entre otros, siempre buscando poder beneficiarse de la repetición. Con ellos ya si conseguias más asiduamente la repetición, eran de nuestro territorio.

Así sudeció, así lo recuerdo y así lo escribo.

1 comentario

José Abril -

Yo recuerdo las paredes llenas de sobrasada estampada en ellas y es que no a todo el mundo le gustaba.