Blogia
Antiguos Alumnos colegio S. Juan de la Cruz

SENTIMIENTO FUTBOLERO (A Juan Melguizo Berrrio)

Cuando llegamos a Baeza, en mi pueblo (Olivares), ya nos tirabamos las tardes enteras jugando al fútbol. Al llegar al colegio, las posibilidades que nos ofrecía eran inimaginables. Cada vez que había un recreo, una pausa entre horas de estudio, después de comer, etc, cada momento libre que teniamos, lo empleabamos en jugar a la pelota. Cuando hablo de pelota, me refiero a unas pelotas del tamaño de una de tenis, que normalmente eran de goma. En ese tiempo comprandote unos zapatos Gorila, te regalaban una pelota verde de ese tamaño. Nos bajabamos al patio del colegio y pasabamos las horas enteras jugando con la pelota. Los sábados y domingos, teniamos el polideportivo, con sus porterias, con el tamaño de un campo real, con nuestras camisetas amarillas con rayas azules transversales, al estilo del rayo Vallecano. Una pasada.

lNormalmente nos juntábamos a jugar, como base, Diego Povedano, Alfonso González, Rafael Bolívar y yo mismo, y circunstancialmente, algunos otros alumnos que formabamos los equipos para poder jugar. Nosotros nunca fallabamos. Esa fue la base del equipo que formó el padre Ramón Terrones para proclamarnos, en el primer año, Campeones de Alevines de la provincia de Jaén. Todo un hito. El segundo año, íbamos a jugar en autobús a distintos pueblos de la provincia de Jaén, entre ellos Übeda, contra la SAFA, Andújar, La Carolina, etc. En este último nos ganaron, al encontrarnos con unos rivales que tenían barba y pelos en las piernas, mientras nosotros eramos unos niños, nos parecian gigantes. Todavía en ese tiempo, no se exigian DNI para poder inscribirte, eso fue al año siguiente. (Pero eso es otra historia para más adelante). Aùn conservo un folleto original de aquella época, de los juegos deportivos a nivel provincial, con los equipos que formaban parte de ellos y los resultados.

De todos los frailes que había en el colegio, el único que jugaba de vez en cuando con nosotros, era el padre Alfonso. Se arremangaba su hábito, metiendolo en la correa, y a jugar. El padre Delfín ( el último pez), era más sofisticado, solo jugaba al tenis los domingos, y al ping pong contra Diego Povedano, por encima de la cocina. Inolvidable el pique que había entre ellos dos, yo veía temeroso al fraile de enfrentarse a Diego, por no perder y quedar por debajo de él. Eran dos virtuosos de la raqueta pequeña. De fondo, en el tocadiscos, el último LP de Camilo VI, portada de Camilo con una chaqueta verde y una raya sobre las mangas.

De esos partidillos en el patio, recuerdo que en cierta ocasión le quise dar a la pelota, fallando y dándole a Aranda en la entrepierna con unas botas, me duele a mi todavía en vez de a él. También recuerdo algún golpe contra la base de las columnas del pario y estar un par de semanas con el ojo y frontal amoratados. " Pa matarnos".

Así sucedió, así lo recuerdo y así lo escribo.

1 comentario

Juan Melguizo -

Gracias por contarnos otra ma de tus anecdotas y dedicarmela, veo que tienes una memoria prodigiosa, otros como yo no podemos decir lo mismo. Gracias Rafael